La
computación en la nube permite accesar a la información desde cualquier
dispositivo con internet y la vitualización de aplicaciones.
Como se
mencionó anteriormente, la nube tiene su origen a partir de la década de los 90,
cuando las compañías de telecomunicaciones permitieron el acceso remoto de los
clientes a esta “nube”, de la cual el usuario o cliente final no conoce ni
necesita conocer.
Infante
(2013) presenta un ejemplo muy claro para explicar que significa trabajar en la
nube:
Prendes la
computadora de tu casa, abres Microsoft Word instalado como un programa más,
creas un documento y lo guardas en Mis Documentos. Si tienes
Que revisar y corregir ese archivo
en otra computadora, lo guardarás en una USB para transportarlo y llevarlo
hasta el nuevo equipo, que por supuesto deberá también tener instalado
Microsoft Word. En ese nuevo lugar, dígase trabajo o centro educativo, lo
editas, le añades unas cosas, le quitas otras, etc. , pero has olvidado
insertar una foto que tenías guardada en la PC de tu casa, probablemente habrá
tiempo o no, de regresar por la fotografía olvidada. Con Cloud Computing creas un archivo, lo
guardas en “La Nube” y desde donde quiera que te conectes a Internet (PC de
Escritorio, laptop, Tablet, móvil, sistema operativo diferente), lo tendrás a
tu disposición automáticamente –como por arte de magia- tal cuál como lo
guardaste la última vez, listo para editar al instante incluso desde tu
navegador de internet.
Las nubes son extremadamente sencillas de usar y agilizan la transferencia de información digital de todo tipo, no importando el peso o formato, de igual manera el acceso es de forma inmediata, logrando la sincronía de todos los dispositivos conectados a la misma cuenta.
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